Título
CUATRO ESTACIONES DE LA MUJER
Del libro pasión de mujer de Alondra Gutiérrez Vargas
AUTORA
ALONDRA GUTIÉRREZ VARGAS
PAIS
COSTA RICA
POEMA PRIMERO
LA VELOCIDAD DEL OTOÑO
El espejo se reía y no le devolvía su belleza.
La vida se volvió rutina efímera, aniquilada por hilos de plata sin tiempo.
¡Ya nadie la miraba, ni la deseaba, ni la besaba!
No caminaba del brazo como lo hacía antes con él, sobre las hojas caídas de los árboles.
La escarcha le cerró los ojos en la policromía de la sangre amoratada.
El llanto se había secado entre los surcos de una piel que ahora se miraba amarilla.
Ella no sabía... si él se volvió cruel, malo y egoísta, si su mente estaba enferma... perdida en el abismo de una agresión negra con apellido de muerte...
Ya no era el mismo de antes, ni hacia temblar los labios con pasiones encendidas.
Ahora la golpeaba... Le decía:
Eres fea y aburrida.
El furor juvenil se había marchitado y no había lluvia de abril, solo rezaba su novenario con antelación en la antesala de la muerte.
Se maldijo a si misma dentro del espejo, igual que lo hacemos muchas mujeres sin esperanza, despojadas de amor.
Ahí debajo el roble centenario se maldijo...
Sola, sin juventud, sin amor.
La mitad de su vida había sido un fracaso.
Todas las promesas se volvieron encerronas de manos atadas junto al intelecto que solo navegó por la mente.
Ella pensó que estaba al final de la vida.
Que no existía juventud para volver a soñar.
Se aferró a un momento que le permitiera reflexionar.
Su tiempo le hacía caminar por un sendero empapado de lágrimas.
Su alma, su cuerpo, estaban cambiando igual que la estación de Otoño que caduca mudando su policromía.
A veces octubre puede ser triste, porque sin amor el dolor se vuelve infinito como ese deseo de reclinarse sobre la hojarasca, deseando ser amada, valorada y admirada.
Ella sabe que el agresor la lanzó a su caída.
La despojó de su mirada, su profesión, su belleza, hasta volverla indigente de sus sueños.
Sus pechos se volvieron hojas secas, donde su infinito pensamiento fluyó sobre el universo.
Amo la muerte más que la vida, porque la angustia no le dejó ver alguna salida.
Algo se marchó, porque ella no rompió su silencio.
Tenía miedo como un animal salvaje y abandonado.
Entre la baja autoestima y la negación de sus sentimientos, se fue muriendo en vida.
¡Ni siquiera tenía alimentos y la sonrisa se le borró del alma!
Fue cuando perdió su identidad.
Su vagina estaba rota.
Tenia cicatrices en forma de araña.
Casi parecía sonreír en medio de la dramaturgia de su vida...
El cristal de su alma seguía ahí dentro del espejo...
Aún florecía un pequeño tallo verde,
estremecido por el viento.
Sigue siendo bella en la excelsitud de su grandeza divina.
Aún tiene miel en los labios y un sol cálido en el pecho.
Le dió vuelta a la cara, convencida de que si hay futuro...
Dispuesta a luchar antes de que su otoño se congele.
Ahora su belleza se llama futuro, porque comprendió que adentro suyo palpita la esencia del ser...
Volvió a sonreír y pudo entender que ella es el futuro y que ese presente se llama mujer.
POEMA DOS
TÍTULO
LA VELOCIDAD DEL VERANO
AUTORA
ALONDRA GUTIÉRREZ VARGAS
PAIS
COSTA RICA
He nacido, he sufrido, he vivido, he llorado.
Soy mujer y nací libre.
¡Mi esclavitud nació en la jaula mental de la inconciencia social!
Yo solo soñaba con veranos hermosos que me permitieran fluir con mi familia.
Soy la mujer que creo en la libertad, la amistad, lo bueno y lo positivo para mi.
Creo en el éxito y la abundancia.
¡Antes no tuve vida, realmente tuve... casi nada!
Ahora soy un imán atrayendo la vida que quiero vivir.
¡El gran milagro es estar viva!
Sentir que todavía soy la velocidad de un verano que avanza y nada lo detiene.
No se si tenga vidas para otras estaciones.
Pero no voy a perderme estas noches de interminables veranos.
Tengo derecho a existir, a vivir, a respirar. ¡A lo que no tengo derecho es a sufrir!
No volveré a permitir que nadie me oprima.
Que nadie me diga lo que tengo que hacer
Me cansé de no ser yo misma y no quiero ser el apéndice de nadie, mucho menos de un hombre que no quiera caminar a mi lado.
Tengo abiertos los balcones del alma para pasearme y descansar...
Las anchurozas palabras de los agresores ya no las escucho.
Ya no acepto vivir bajo imposiciones de rectángulos desiertos, ni duermo en cama de piedra con las manos atadas, ni acepto evónimos que dibujen obras siniestras en mi alma.
Yo no camino con sombras que asemejan muletas, donde alguien tome el control de mis palabras.
Ya borré las pesadillas que no dejaban reposar a mi mente.
Las sombras de manos golpeando y los labios hirientes ya los he sepultado, ni siquiera un fantasma se asoma a mi inconciente.
Renuncié a todas las agresiones.
Ya no camino dormida en la noche.
Ya nadie tapa mi boca, ni resbala sangre caliente, mientras alguien me viola, ya no.
Ahora tengo mi propio reloj, mi propio espacio, mi propia vida.
El recuerdo solo es un viejo demonio, que antes me oprimía, ya no.
Soy una torre demasiado fuerte para ser derribada, ya no.
Estoy iluminada de proyectos, sueños, ilusiones, donde la prioridad es ser yo.
El verano se ha acostado conmigo...
Ha puesto frutas en mis pechos, manzanas en mi boca y uvas en mi vagina.
Estoy aquí desnuda debajo del sol, en este milagro de estar viva, en esta locura de amarme yo.
Nadie volverá a despojarme de mi parte humana, ni a desafiar a mi estrella.
Estoy frente al mar de la espuma de dialogar conmigo y conocerme.
Estoy bebiendo vino rojo para celebrar mi libertad.
"La muerte no existe cuando llega a nuestro lado el hombre indicado y tomamos desiciones apropiadas"
¡Mientras tanto yo soy la mujer, creando mi propio mundo!
POEMA TERCERO
LA VELOCIDAD DEL INVIERNO
Antes del invierno yo era belleza pura.
Tenía una luz encantadora y natural.
Era demasiado joven y tenía esa esa mirada como pan, sin malicia ni incertidumbre.
Pensé, cuando lo conocí... creí que él era mi príncipe azul, el sueño dorado que todas las niñas quieren, cuando piensan que son la princesa de un cuento.
Pero la nieve es hermosa y traicionera, todo lo cubre, con prisa, sin pena.
Las palabras pueden ser tan majestuosas y no nos damos cuenta que se vuelven jaulas con apariencia de oro donde te quedas presa.
Yo tambien me equivoqué, pensé, sentí... que era Diosa tendida en el terrazzino de un deseo absoluto capaz de llenarlo todo.
Entró suavemente a mi vida.
Poco a poco se volvió como un río de acero profundo donde yo no podía ni sabía nadar.
Sus frutos se volvieron agrios, donde su sexo solo sabía herir y lastimar.
Quemó mi tierra mientras me obligaba a resistir en silencio...
Los domingos de paseo se volvieron olor difuso de golpe, tortura, ofensa, humillación.
El jardín de las promesas se tiño de sangre donde la única rosa asesinada era yo.
Me alejó de mi familia.
Me encerró en sus prisiones de maldades.
Fui perdiendo la visión por los golpes insoportables.
Otras veces perdí la razón...
Mis ojos inmensos, azules, se volvieron grises y tristes muriendo en cada invierno sin razón.
Solo un gorrión mojado llegaba a la ventana y me cantaba una canción de libertad.
Tuve que escapar y huir descalza porque ya no tenía zapatillas.
¡Todo me lo quitó!
Antes yo tenía en las manos anillos y finos brazaletes que mi madre me heredó.
Todo me lo robó y lo vendió por casi nada.
Así me despojó de los recuerdos de mis padres.
Antes yo tenía vestidos como un pájaro flamante y exótico, hasta que me dejó desnuda y cubierta de cenizas al amparo de la negra noche.
¡Tuve techo de cielo negro y flores grises con espinas afiladas!
Mis labios se volvieron farolas amarillas.
Estuve llorando por mucho tiempo debajo de la lluvia que golpeaba mi cuerpo.
Al final desperté de mi letargo...
En la velocidad del invierno desperté...
Estaba como un trapo mojado pero dispuesta a luchar para superarme.
Valiente como toda mujer debe ser.
¡Estoy respirando por primera vez un olor a paz y libertad!
POEMA CUARTO
LA VELOCIDAD DE LA PRIMAVERA
Comenzó en abril pero yo nací en mayo.
Mi existencia no fue muy clara.
Tenía en mis cabellos reflejos de esplendores.
Mi padre decía que yo era como un abril de flores, pero Dios quiso que yo fuera una rosa de mayo para que siempre viviera en primavera.
Decía que el sol estaba celoso de mi presencia y por eso se mudó a vivir sobre mi cabeza.
Que la mar embravecida se filtró por mis ojos y la nieve blanca quiso que mi piel fuera blanca y más fría.
Tenía mi camino rosas de arco iris en mis interiores.
Risas de algarabías y magias de secretos de ángeles y hadas, algunas parecían niñas cortando flores y otras eran mágicas y estrañas.
Yo escribía cuentos en laderas de bronce, con plumas de plata escarchadas en oro para resaltar las palabras.
Me decía que yo era como la primavera verdadera.
Fue cuando pregunté si alguna vez era falsa...
Aún recuerdo nuestras caminatas, nuestras risas y pláticas misteriosas.
¡Jajajaja qué risa!
Tendidos sobre los prados cubiertos de flores mientras el cielo caminaba.
¡Qué paz, cuando en la noche, la cena humeaba sobre la mesa blanca y luego él sonreía.
Nos quedábamos abrazados contemplando la fuente de lágrima en medio de los jardines que destilaban su esencia para cobijarnos de armonías.
¡De vez en cuando siento la fragancia!
Por la mañana me dejaba una rosa y su beso se dormía en mi frente.
Quien diría que algún día me faltarías y que conocería gente diferente... como aquél hombre de magia falsa que rompió los cristales de mi primavera.
¡Sabes papá, a nada se te parece!
¡También me duele recordar que mamá ya se ha marchado!
Es difícil no tener con quién hablar las cosas de a diario.
¡Antes todo era primavera!
¿Recuerdas?
Ella era hermosa como una mariposa Morpho.
Sus pies eran un baile al son de una canción pasionaria que tus brazos anidaban.
Papá sigo siendo primavera aunque el hombre me ha maltratado.
La tristeza la tengo dulce y el amor está guardado.
Mi ansiedad de ave herida busca la salida en tus enseñanzas.
Estuve presa de un sentimiento, pensando que él me amaba como yo lo había amado.
Pero él no soñaba con una gran familia como yo.
No hay dolor mas grande que el de amar sin ser amado, ni tristeza más triste que decir adiós.
Tener alas y no poder volar, donde el único muerto que existe es el corazón.
Sigo siendo primavera papá.
He vivido en un amor absurdo donde me olvidé que yo soy cálida, alta como una palmera, inteligente, bella y sincera como una una estrella de Orión
Sigo siendo tu rosa blue de primavera.
Recordé tus enseñanzas.
Me lavé la cara.
Salí de casa sin nada.
Dejé que mis alas revolotearan...
Que toda la fragancia de mi primavera se desprendiera, para que desde algún lugar me miraras.
Ahora no tengo intención de demostrarte nada.
Ahora vuelvo a la arboleda de la sabiduría.
Ahí donde crecí bañada de libertad y armonía.
Ahora entiendo que toda la verdad y el verdadero amor está dentro de nosotros mismos.
Las nubes están pasando sobre mi cabeza otra vez y hay verde humareda de la esperanza para vestirme de fuerza.
Las hojas de la primavera de mi alma están temblando...
Hay lluvia de abril a mayo.
Millones de almendros floridos,
todos embelesados de flor.
-recordé- Papá ¡Cuánto me haz amado!
Mi niñez fue forjada con tu amor.
Hoy en esta mitad de mi primavera...
Me he conjurado...
No permitiré que nadie más me haga daño.
¡Viviré mi vida y nada ni nadie volverá a impedir que yo vuelva a soñar!
¡Papá...Mamá...los amo y me ahora me amo!
Marco Leandro Periodista
Guss Quiróz Manager Editor
Isis Gutierrez Director